Laura by Clara Ann Simons

autor:Clara Ann Simons [Simons, Clara Ann]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Erótico, romance, romántico, romance lésbico, lesbic, lésbico, novela erótica, LGTBIQA+
editor: Amazon Digital Services LLC - KDP Print US
publicado: 2022-08-24T22:00:00+00:00

Momento de confesiones

E sta vez, el trayecto hasta su casa se me hace eterno, mi corazón y mi cabeza batallan sobre lo que quieren hacer. Mi mente racional intenta mantener a mis hormonas bajo control, mientras algunas lágrimas ruedan por mis mejillas incapaces de ser contenidas.

Al llegar a su casa, nos sentamos en un amplio salón y es Silvia quien toma la palabra para romper nuestro silencio.

—Laura, no culpes a Cris por haber hablado conmigo, no estés enfadada con ella, solamente quiere lo mejor para ti. Se preocupa por ti de verdad, ojalá tuviese yo muchas amigas así. Has estado sufriendo toda la semana y ella se preocupaba, al final, la única salida que vio es darme tu número para que pudiésemos hablar. Yo estuve yendo al colegio todos los días para hablar contigo a la salida de clase, pero me evitabas—dice Silvia acercándose un poco más a mí.

—Es que no es el momento ni el lugar adecuado para hablar de esas cosas.

—Entiendo que no es el momento ni el lugar adecuado, Laura, pero tampoco querías hablar.

Solamente puedo mirarla y asentir con la cabeza. Silvia se sienta ahora un poco más cerca de mí y me abraza con ternura.

—Creo que hoy me toca a mí consolarte un poco—dice mientras me abraza.

Me dejo abrazar y hundo mi cara en su cuello sintiendo la suavidad de su piel, el olor de su perfume, la ternura de su abrazo. Estoy algo más relajada entre sus brazos. Las suaves caricias de sus manos sobre mi piel mientras Silvia retira un mechón de pelo de mi frente, obran auténticos milagros.

Ella lo percibe y vuelve a retomar la palabra.

—¿De qué tienes miedo, Laura? —me pregunta sin romper el abrazo.

—De todo.

—Soy yo la que va a salir del armario si llegamos a algo, no tú.

—Eso no es del todo cierto, Silvia, sé que me gustan las mujeres desde que era una niña. Nunca me atrajeron los hombres y en cambio se me iban los ojos en los vestuarios, tanto que lo pasaba fatal intentando que no se notara—le digo algo melancólica.

—Vaya chollo—responde divertida.

—No te rías, no es ningún chollo, se pasa fatal, no tienes ni idea de lo que es reprimir constantemente las miradas por si de casualidad te pillan. Pero bueno, lo que te quiero decir es que, aunque sepa que soy lesbiana desde siempre, tampoco puedo decir que haya salido del armario del todo. Lo sabe Cris y poco más.

—¿Y a qué esperas? —pregunta levantando las cejas.

—Buena pregunta. Ojalá tuviese una respuesta para ella igual de buena, pero no la tengo. Silvia, no lo sé, tengo casi treinta años y no lo sé.

—Espera, espera, ¿tu familia lo sabe? —vuelve a preguntar.

—No, no lo sabe. Yo soy de un pueblo más o menos pequeño y allí está mal visto. Creo que mis padres lo llevarían mal, muy mal, en mi pueblo no se entendería, no quiero hacerles pasar por eso.

—¿Y el resto de tus amigas?

—Tengo muy pocas amigas, soy una persona muy tímida. La mayor parte de mis amigas están en las redes sociales y esas sí lo saben—le respondo.

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